[“Morgue y otros poemas” de Gottfried Benn, comentarios a la traducción]. Por Daniel Rojas Pachas
El siguiente artículo funciona como
presentación de la próxima publicación de “Morgue y otros poemas” del escritor
alemán Gottfried Benn (Arica: Cinosargo, 2012 – Colección Pink Cigarette).
Libro que llegará a nuestras manos próximamente gracias a la traducción de
Daniel Rojas Pachas, editor de Cinosargo y autor del presente texto.
Podrás, además, disfrutar de un pequeño
adelanto de cuatro poemas de este libro.
“Morgue y otros poemas” de Gottfried Benn,
comentarios a la traducción
Gottfried Benn (Mansfeld 1886 – Berlin 1956)
es uno de los escritores más importantes del siglo XX, un extraordinario poeta
y prosista, creador de ensayos de gran lucidez, y una de las voces alemanas
decidoras que marcan la avanzada del pensamiento y creación en nuestro tiempo. Como
lector ha sido un enorme placer toparme con su trabajo y reconocer la crudeza
escatológica de este poemario.
Benn ha tenido traducciones previas al español,
no tantas como merece y el presente libro “Morgue y otros poemas” del año 1912,
tiene quizá su versión más conocida en nuestra lengua de manos de Fondo
Editorial Pequeña Venecia, 1991, gracias a Verónica Jaffé. Debo reconocer a esa
versión el servir como primer paso de aproximación a la poética de Benn, sin
embargo, sentí, tras numerosas revisiones, que dicho trabajo de traducción
carecía de crudeza y precisión: hay poemas que pierden brío y, en algunos
casos, el intento de ser políticamente correcto o demasiado literal, aleja a la
traducción de lo que considero la intención de Benn al escribir piezas tan
impactantes como “Apéndice” y “Sala de parturientas”; las que revelan sin
tapujos nuestras patologías y falta de idealismo, la carroña en que el cuerpo
se convierte ante la falta de trascendencia de la llamada alma humana y paraíso
perdido, disminuyendo así la potencia lírica de sus antecesores, una metafísica
trasnochada y mirada burguesa plagada de lugares comunes aprovechada para
expresar con redundancia la sensibilidad de los tiempos que se viven; esto Benn
lo derruye con delicada precisión poética, sin descuidar el contraste de versos
que confrontan la extrema violencia y degradación de vísceras ante una
inusitada ternura.
El poema que abre el libro “Pequeña Áster”,
está dedicado a una flor que recibe su nombre de las estrellas, esta flor que
aparece adosada al cuerpo de un hombre ebrio que está siendo diseccionado,
fulgura como protagonista del texto; no es solo un objeto, al contrario,
encarna la vitalidad perdida y esa belleza objetiva y sensible que subyace ante
lo que consideramos el horror de la muerte. La flor evidencia la perfecta y
maravillosa biología que nos compone y cómo este organismo que muere, el
hombre, renace al volver a la tierra de la cual surge y se nutre. Ese espíritu
he querido conservar en el poema, esa sensibilidad es la que me motivó a
revisar mi traducción una y otra vez, antes de llegar a una satisfactoria
conclusión.
El segundo texto, “Bella juventud”, en que un
cuerpo infantil es encontrado en estado de descomposición, yaciendo en una
especie de pantano o pastizal abandonado, por motivos que no se explican al
lector de modo explícito, cuenta la historia de una familia de ratas que crean
su hábitat y recodo de seguridad en las vísceras roídas de la pequeña niña, una
visión cruda para estómagos sensibles, pero que pensada desde la supervivencia
animal, delata otro tipo de relaciones de fraternidad y cuidado que se
dispensan estos carroñeros entre sí, acto carente de maniqueísmos y dicotomías
morales. Siento que Benn quiere exponer esa otra belleza, la juventud de estas
ratas que son sacrificadas por la torpe y brutal mano de los humanos que las
ahogan, tan viles y obsesas, como el que causó la muerte de la niña anónima, cuya
historia el lector debe completar más allá de lo representado en el poema.
“Ciclo” me parece un poema de transición pero
es de aquellos en que Benn destila su humor negro, su ironía y futilidad del
cuerpo, una vez extinta la vida por las causas más comunes y apócrifas; una
prostituta sin identificar, cuyo cadáver cae en manos de un trabajador de la
morgue que retira un objeto extraño y de valor de su cuerpo, una tapadura de
oro por la cual quizá la prostituta trabajó mucho o que era motivo de su orgullo.
El agente inescrupuloso decide no desperdiciar el objeto y lo empeña para ir a
bailar, y sentencia además: “sólo tierra debe retornar a la tierra”. Benn aquí
da cuenta de esa pasión inútil que somos, nuestra precariedad, y, a la vez,
denuncia sin moralismos y tampoco asco, la frialdad de los que están a cargo de
trabajar con los occisos, la desensibilización de médicos y especialistas que
va “in crescendo” en los otros poemas del libro.
“La novia del negro” es un poema que destila
erotismo y brutalidad, una especie de combinatoria explosiva de Eros y Thanatos
en que la sensualidad arrebatadora de una mujer y las promesas angelicales de
su cuerpo se dan de bruces con la violencia del hombre, el novio que juguetea
con su cuerpo como un objeto, introduciendo sus extremidades mugrosas en las
distintas cavidades de la difunta que yace en su sanguinolento lecho. Estamos
ante un breve relato de necrofilia, pero que más allá del escándalo (noticias
hay de la prohibición y censura que tuvo “Morgue y otros poemas” en su época) e
incluso el tono racista que puede tomar el poema hoy en día, expone el ultraje
de la carne, algo que luego veremos en la obra de Burroughs o en la
cinematografía de Cronenberg sin tapujos, empero, pensemos que estamos a
comienzos de siglo. De avanzada, el poema tiene además un tinte “pulp”, una “femme
fatale” que encuentra su trágico destino y cuya belleza aunque muerta, sigue
erotizando y bestializando al hombre, pues el vicio y la paridera no han dañado
su esplendorosa carne.
“Réquiem”, “Pabellón de parturientas”,
“Apéndice” y “Hombre y mujer atraviesan la barraca de los cancerosos”, son
parte de esos poemas que destilan al máximo el grotesco y esperpento de los
centros de salud, espacios de encierro que corresponden a la manifestación material
de la dominación del individuo. Sin entrar a discutir las ideas expuestas por
Foucault en “El nacimiento de la clínica”, por ejemplo, podemos ver cómo los
pacientes importan poco y son parte de un tráfico y manipulación insalubre e
indignante. Estos lugares recrean la imagen infernal que todos tememos del
encierro y la claustrofobia. El sanatorio o sala de experimentos en que una
vida es tratada solo como un vil pedazo de pellejo bajo el bisturí. Todo se
resume en el siguiente verso del poema “El pabellón de las parturientas”:
En ningún otro sitio el sufrimiento y dolor
importa tan poco
porque aquí siempre grita algo
La muerte se pasea por estos rincones
rechinando sus dientes y los doctores, a la luz de los versos de Benn, parecen
más bien matasanos insensibles que gritan a las mujeres en labor:
¡puja mujer! ¿Entiendes, puja?
No estás aquí por diversión.
No lo contengas!!! No alargues la cosa!!!
Puja incluso si te cagas encima.
No estás aquí para descansar.
Benn recolectó toda esta información de modo
directo, es parte de su experiencia médica y, sin duda, de su labor en los
campos de batalla durante la primera guerra mundial. Benn vivió un tiempo
conflictivo, la guerra de trincheras y sus últimos días estuvieron cruzados por
la presencia del imperio Nazi y luego la prohibición que sufrió de manos de los
aliados, no pudiendo publicar sus obras. El horror de todo el periodo de
entreguerras y la locura de nuestra especie se anidan en estas páginas que no
son temblorosas, al contrario, son firmes y afiladas, capaces de imponer duros
cortes a nuestra entereza y desnudarnos: una mirada profunda a la carne y sus
reveses.
Por último, debo hacer mención a “Café
nocturno”, uno de mis poemas favoritos del libro y que, sin lugar a dudas,
marca una vuelta de tuerca pues Benn personaliza a los sujetos por sus
enfermedades cutáneas, virales y nos expone como entes contagiosos que se
relacionan intercambiando no solo pláticas y miradas, sino flatulencias, excrecencias,
salivas y mucosas. Un poema lleno de sarpullido, malformaciones y viscosidades
en una danza con Chopin de fondo; la cacería de todos los fines de semana,
hombres acechando mujeres, mujeres en busca de un novio y todos en un baile
patético que se resume en un tráfico de fluidos, otra manera del autor de reducirnos
a plaquetas y grasa.
En cuanto a mi elección, que incluye, además
de los poemas originales del libro, tres textos extra: “Tren expreso”, “Tren
subterráneo” y “Frente a un maizal”; debo reconocer mi interés por no dar fin
al libro y al trabajo de traductor; lanzando así una promesa de nuevos poemas
de Benn u otros autores de su talla por comunicar en nuestra lengua al lector y
también, incubo en este acto arbitrario, la creación de un contraste que rompa
los prejuicios de miopes que pretenden restar valor a la capacidad creativa y
percepción de la belleza edificada por este gran escritor, pues Benn no utiliza
la escatología como un recurso estéril, al contrario, cada una de sus obras dan
cuenta de su visión de mundo. “D-Zug” y “Untergrundbahn”, en el contraste del
viaje material y el viaje metafórico hacia lo oscuro del deseo, esgrimen lo que
Martin Travers indica en “The poetry of Gottfried Benn: text and selfhood”:
estamos ante exuberantes himnos dedicados a las energías amorales y la
liberación de los instintos, vemos en ese grado la agónica lucha entre la
racionalidad y las fuerzas primales de la vida, un discurso reflexivo y la
búsqueda de identidad personal. Con humildad y admiración inmensa ante el genio
creativo de Gottfried Benn, espero contribuir a que no se diga que su poesía es
sólo carne, rabia y letras atropellándose.
Arica, 2012.
Muestra de los poemas traducidos
SCHÖNE JUGEND
Der Mund eines Mädchens, das lange im Schilf
gelegen hatte,
sah so angeknabbert aus.
Als man die Brust aufbrach, war die
Speiseröhre so löcherig.
Schließlich in einer Laube unter dem
Zwerchfell
fand man ein Nest von jungen Ratten.
Ein kleines Schwesterchen lag tot.
Die andern lebten von Leber und Niere,
tranken das kalte Blut und hatten
hier eine schöne Jugend verlebt.
Und schön und schnell kam auch ihr Tod:
Man warf sie allesamt ins Wasser.
Ach, wie die kleinen Schnauzen quietschten!
BELLA JUVENTUD
La boca de una niña que había estado largo
tiempo entre los juncos
lucía tan roída.
Cuando abrimos su pecho, el esófago estaba tan
agujereado.
Finalmente en el arco bajo el diafragma
encontramos un nido de jóvenes ratas.
Una hermanita yacía muerta.
Las otras se alimentaban del hígado y riñón,
bebiendo la fría sangre gozaban de
una bella juventud.
Y bella y rauda fue también su muerte:
Lanzamos a toda la pandilla al agua.
Oh, cómo chillaban esos pequeños hocicos!!!
NEGERBRAUT
Dann lag auf Kissen dunklen Bluts gebettet
der blonde Nacken einer weißen Frau.
Die Sonne wütete in ihrem Haar
und leckte ihr die hellen Schenkel lang
und kniete um die bräunlicheren Brüste,
noch unentstellt durch Laster und Geburt.
Ein Nigger neben ihr: durch Pferdehufschlag
Augen und Stirn zerfetzt. Der bohrte
zwei Zehen seines schmutzigen linken Fußes
ins Innere ihres kleinen weißen Ohrs.
Sie aber lag und schlief wie eine Braut:
am Saume ihres Glücks der ersten Liebe
und wie vorm Aufbruch vieler Himmelfahrten
des jungen wannen Blutes.
Bis man ihr
das Messer in die weiße Kehle senkte
und einen Purpurschurz aus totem Blut
ihr um die Hüften warf.
LA NOVIA DEL NEGRO
Entonces el rubio cuello de una mujer blanca
yacía encamado en oscuros cojines
sanguinolentos.
El sol tempestuoso en su cabello
se extendía lamiendo sus delicados muslos
y se arrodillaba ante sus bronceados pechos,
aún no deformados por el vicio o el parto.
A su lado un negro de ojos y frente marcados
por la coz de un caballo
mete dos dedos de su sucio pie izquierdo
dentro de su pequeña oreja blanca.
Sin embargo, ella yace durmiente como una
novia:
En el marco jubiloso del primer amor
y la víspera de numerosas ascensiones de
cálida juventud.
Hasta que hundimos el cuchillo en su blanca
garganta
y le echamos una liga purpura de sangre muerta
alrededor de sus caderas.
NACHTCAFÉ
824: Der Frauen Liebe und Leben.
Das Cello trinkt rasch mal. Die Flöte
rülpst tief drei Takte lang: das schöne
Abendbrot.
Die Trommel liest den Kriminalroman zu Ende.
Grüne Zähne, Pickel im Gesicht
winkt einer Lidrandentzündung.
Fett im Haar
spricht zu offenem Mund mit Rachenmandel
Glaube Liebe Hoffnung um den Hals.
Junger Kropf ist Sattelnase gut.
Er bezahlt für sie derei Bierre.
Bartflechte kauft Nelken,
Doppelkinn zu erweichen.
B-molI: die 35. Sonate.
Zwei Augen brüllen auf:
Spritzt nicht das Blut von Chopin in den Saal,
damit das Pack drauf rumlatscht!
Schluß! He, Gigi! -
Die Tür fließt hin: Ein Weib.
Wüste ausgedörrt. Kanaanitisch braun.
Keusch. Höhlenreich. Ein Duft kommt mit.
Kaum Duft.
Es ist nur eine süße Vorwölbung der Luft
gegen mein Gehirn.
Eine Fettleibigkeit trippelt hinterher.
CAFÉ NOCTURNO
824: Vida y pasión de las mujeres
El cello se toma un trago rápido. La flauta
eructa profundo en tres compases: Su sabrosa
cena.
El tambor termina de leer una novela policial.
Dienteverdoso con espinillas en la cara
le hace ojitos a conjuntivitis.
Cabello Grasiento
habla a boca abierta con amígdalas inflamadas.
Fe, esperanza y caridad penden de su cuello.
Incipiente bocio es dulce con nariz montada.
Él le invita tres cervezas.
Irritación de afeitada compra claveles
para enternecer a papada.
Bemol-menor: la Sonata N° 35.
Dos ojos rugen con escándalo
¡No derrames la sangre de Chopin en esta
pocilga,
estos buenos para nada, no la merecen!
¡Eh, Gigi! ¡Basta! -
La puerta se desborda: Una mujer.
Desierto calcinado. Marrón canaanita.
Virgen, llena de cavidades. Ella trae consigo
un aroma.
Imperceptible aroma.
Sólo es un dulce entumecimiento en el aire
rondando mi cerebro.
Un mórbido panzón da saltitos detrás de ella.
VOR EINEM KORNFELD
Vor einem Kornfeld sagte einer:
Die Treue und Märchenhaftigkeit der Kornblumen
ist ein hübsche Malmotiv für Damen.
Da lobe ich mir den tiefen Alt des Mohns.
Da denkt man an Blutfladen und Menstruation.
An Not, Röcheln, Hungern und Verrecken—
kurz: an des Mannes dunklen Weg.
FRENTE A UN MAIZAL
Frente a un maizal él dijo:
La fabulada veracidad del aciano
es un agradable tópico para las pintoras.
Mas yo prefiero la profunda ópera de la
amapola.
Te hace pensar en sanguinolenta ropa y
menstruación.
En sufrimiento, quejidos, hambruna y estirar la pata-
en pocas palabras: el turbio derrotero del
hombre.
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